Meses antes de la elección a la gubernatura de Sonora en el 2003, fuimos testigos cercanos a la elaboración de la propuesta del Programa de Resultados Electorales, servicio que a fin de cuentas fue contratado por el entonces Consejo Estatal Electoral presidido por Olga Armida Grijalva Otero.
Sorpresivamente, a los brillantes nerd, creadores del software, con garantías de inviolabilidad de acceso y mecanismos de recolección de datos y la suma de éstos y así, se les obligó a firmar un acuerdo de confidencialidad, con severas advertencias de incurrir en incumplimientos y romper tal secrecía.
Luego nos enteraríamos del despojo sufrido por los creadores obligados a entregar la operación de dicho programa a un pariente cercanísimo de la titular del CEE y a ellos darles una patada en el trasero, luego de una compensación económica ridícula y limitados a denunciar por los términos del mentado acuerdo de confidencialidad.
Firmar acuerdos de confidencialidad, reservar información por cualquier motivo, se nos figura lleva implícita la comisión de actos de corrupción de unos y complicidades de otros y en estos tiempos donde la transparencia es un tema de moda, no deberían existir esas y otras formas de ocultamiento y que se pretenden institucionalizar en el ISAF.
Es que, de no creerse la información proveniente de fuentes muy confiables, respecto a la sorprendente exigencia a empleados, funcionarios, auditores y hasta afanadoras y choferes, de firmar ese pacto de silencio por órdenes expresas del Auditor Mayor del Instituto Superior de Auditoría y Fiscalización, Beatriz Huerta Urquijo.
Para efectos de las funciones sustantivas de ese organismo otrora autónomo, la confidencialidad de los procesos de auditoría a sujetos obligados, es inherente entre los profesionales encargados de ejecutarlas, lo cual está implícita en el código de ética de dicha institución, así como la divulgación de los resultados a través de canales institucionales cuando sean firmes y concluyentes.
Resulta un exceso obligar a firmar convenios de confidencialidad a dicho personal y por ello se especulan otras razones de la señora Huerta Urquijo al tomar esa medida cuyo origen obviamente es el miedo a la divulgación de asuntos más terrenales y vulgares, que van desde el nepotismo, tráfico de influencias, desorden administrativo, inconformidad por instrucciones sesgadas sobre tal o cual auditoría a determinado ente público, incumplimiento de responsabilidades; la identidad de aviadores mudados de la Universidad de Sonora a quienes la fiscalización es su menor preocupación y más bien hacen tiempo para su jubilación.
En el pasado el buen prestigio del ISAF y el reconocimiento por la conducción responsable, sin protagonismos y sobre todo eficaz en sus resultados, de Jesús Ramón Moya Grijalva, quien sabrá Dios dónde andará luego de su desplazamiento de dicho cargo, para poner en su lugar a alguien cuyas prioridades son la frivolidad y quedar bien con los más importantes sujetos obligados y eso sí, aplicar todo el rigor a los no importantes, mientras está en el abandono la Unidad de Transparencia.
La gota que derramó el vaso fue la filtración de la convocatoria a manera de posada navideña y premio a los buenos oficios del personal del ISAF, que fue extendida a funcionarios de los tres poderes del Estado, y ayuntamientos no faltando quien le diera fuerte y doloroso jalón de orejas para hacerla desistir de tal frivolidad, causando fenomenal rabieta de la susodicha.
Tales iniciativas han sido frecuentes en los últimos meses, cuando por supuesto, en el ISAF no hay partida ni rubro presupuestal para pachangas de su personal, aunque mediante machincuepas como la asignación de viáticos por viajes no realizados, gastos por comprobar, ha dispuesto de dinero público para realizarlas, no sin antes doblegar voluntades de quienes no acostumbraban dichas prácticas.
Miren, si alguien obliga a firmar acuerdos de confidencialidad a sus subalternos es por miedo a la divulgación de corruptelas y una firma de esa naturaleza no debería ser limitante para que personas decentes y funcionarios honestos hagan las denuncias correspondientes.
Insistimos, sería lo de menos que tal secrecía sea para ocultar maltrato y frivolidades. Lo más grave es la evidente intención de la no divulgación del desorden administrativo, incumplimiento de responsabilidades, conflictos de interés, mediocres nuevas directrices y metas en los procesos de fiscalización y auditoría; ocultamiento de información de interés al menos de la Contraloría del Estado o de la Fiscalía Anticorrupción, que en estos tiempos de honestidad y transparencia cuatrotera no tendrían por qué ser ocultadas.
Mientras tanto, está más vivo que nunca el costumbrismo de la política a la mexicana, en cuyos más exclusivos círculos y un que otro aspiracionista, desgañitan su servilismo, su adoración y salivero de esa naturaleza, al rendir honores supremos al presidente por darse una vuelta por territorio sonorense.
En el pasado y hasta que se impuso la información digital, tales lambisconerías quedaban impresas en periódicos, semanarios y revistas, cuyos directivos y áreas de venta hacían su agosto en cualquier época del año vendiendo octavos, cuartos, medias y planas completas para dar a conocer de forma pública su bienvenida y la clase de admiración y cariño hacia el presidente en turno.
Ahora las redes sociales son el escaparate donde se aportan fuertes dosis del culto a la personalidad en torno a un presidente con insaciable ego y que ya le saben su debilidad por los halagos y muestras de incondicionalidad de parte de una nueva clase política –algunos ya avejentados—que no se apena para nada el dejarse ver como arrastrada y con viciosa idolatría hacia un Andrés Manuel López Obrador que pasará a la historia como simulador, engaña bobos, corrupto e incompetente.
Por supuesto que entendemos la necesidad del gobernador Alfonso Durazo Montaño de sobarle el lomo a tan ilustre visitante para mediante el halago y la melcocha, se mantengan los flujos de recursos para avanzar en la ejecución de distintas obras de infraestructura en proceso y que a como se ven las cosas, en su mayoría quedarán inconclusas.
Nos fue imposible el registro en la plataforma para la cobertura del evento en Huíribis, corazón del territorio Yaqui y por ende no se nos incluyo en el pool de comunicadores que fueron trasladados a esa comunidad y no, nuestro interés por la reporteada en esta visita, por supuesto no fue estar en la mentada mañanera, ejercicio comunicativo presidencial que ya no genera mayor interés, y como ejemplo está el que a la mitad de la tradicional catilinaria del presidente solo tenía 307 seguidores.
Por supuesto que tal abandono es complementado o llenado por el madral de bots y de barberos que replican en redes sociales hasta las flatulencias del inquilino de Palacio Nacional, pero que como sea, las mañaneras y los frecuentes dislates de López Obrador, deben mantenerse hasta las últimas consecuencias por ser un importante factor que permita a la mayoría de los mexicanos conocer la clase de escoria en que se convirtió.
En fin, poco se sabe de sus dichos específicos de beneficio para Sonora, que en el caso del plan de Justicia de la tribu yaqui, si bien se habla de múltiples y millonarias inversiones con obras supuestamente ya terminadas y en operación, pues de plano a los habitantes de las comunidades de esa etnia muy poco se les nota o nada se les nota el progreso.
A estas horas de la tarde solo disponemos de retazos de la información generada, destacando el exitoso operativo del gobierno de Sonora para organizar un coro que le cantara las mañanitas al ilustre visitante por llegar al séptimo piso, mientras que en el caso de las cuentas alegres en materia de seguridad pública y los resultados de la estrategia para combatir al crimen organizado, pues de plano no resisten la realidad cotidiana de vasta región de Sonora.
Por otra parte, a este reportero para nada le sorprende que el presidente municipal de Hermosillo, Antonio Astiazarán se mantenga en el segundo lugar de todos los alcaldes de capitales de los estados del país con una calificación de 63.3, solo por debajo de la alcaldesa de Campeche, Bibí Rabelo con 63.6 de aprobación, tendencia que el Toño ha mantenido en ascenso en los últimos meses.
Son evidentes los avances de la gestión del alcalde producto de la fuerza sumada de priistas, panistas y perredistas, en ese orden, en la capital de Sonora y que seguramente se replicará en la elección del año próximo, porque los hermosillenses en su mayoría optarán por mantenerse el esfuerzo que tan buenos resultados han dado en materia de vialidades, seguridad pública, servicio de alumbrado y recolección de basura, eficiencia y honestidad administrativa y más.
Y en efecto, se escucha desinformada la señora Xóchitl Gálvez al pretender deslindarse de personajes de la calaña de Guillermo Padrés, cuando connotados integrantes del gobierno más corrupto de la historia de Sonora pululan a su alrededor ocupando posiciones muy importantes, en tanto que otros, solo para no dejarlos sentidos, saborean las mieles de la 4T porque tampoco por esos rumbos tienen escrúpulos.
Son demasiados para no darse cuenta o como para que sus cercanos la pongan al tanto, porque para acabar pronto, el único que se salva y es excluido de tan malos antecedentes es Moisés Gómez Reyna, quien como se sabe logró salir ileso de tan corrupta administración.
Y ya para cerrar estos Entretelones, también a este reportero le resultó chocante el que el aspirante presidencial de Movimiento Ciudadano, Samuel García y su esposa Mariana hayan decidido llevar a su pequeña Mariel a un evento político como lo fue su registro como aspirante.
Qué necesidad tienen de exponer a tan hermosa bebé a jaloneos e incluso a los humores de la multitud, cuando además esa pareja ticktockers no necesitaron ella para hacerse de la gubernatura de Nuevo León, y la verdad, se vieron muy malitos.